Una caldera de condensación es principalmente conocida por ser una herramienta de ahorro energético. Se debe a que estos equipos cuentan con una alta eficiencia, lo cual ayuda a aprovechar mejor la energía cuando se está usando. Sin duda, se trata de una ventaja que todos quieren tener, sobre todo con el aumento de las facturas de la luz que se está experimentando en España.
Dichos equipos surgieron como una respuesta a la necesidad de las personas de reducir el consumo de energía, además de ayudar al medioambiente sin tener que sacrificar una comodidad tan importante como es el confort térmico. Una caldera de condensación centra su funcionamiento en el aprovechamiento del agua resultante de los humos, los cuales están presentes incluso en calderas tradicionales. Sin embargo, las modernas tienen mayor capacidad.
Principales características de una caldera de condensación
Una caldera de condensación es un equipo que utiliza, tal y como lo indica su nombre, la condensación resultante de los humos de la combustión que se produce en sistemas tradicionales de calefacción. Gracias a ello, se permite un mayor aprovechamiento de la energía, reduciendo el consumo de sustancias y combustibles a la hora de conseguir una temperatura estable en el hogar y cualquier estructura.
En cuanto a la capacidad de las calderas de condensación, éstas permiten aumentar el máximo alcanzable hasta en un 30 por ciento. Además, gracias a su diseño y funcionamiento, éstas también pueden reducir las facturas de la luz hasta en un 25 por ciento, dependiendo del tipo de combustible que se use para activarla.
Utiliza menos combustible
En comparación con las calderas tradicionales, aquellas que emplean un sistema basado en la condensación no necesitan tanto combustible. Es posible reducir a gran medida su factura de gas gracias a que, al aprovechar mejor la combustión y el calor generado en la caldera, no es necesario utilizar tanto combustible para todo el proceso. Gracias a ello, se puede conseguir un ahorro de hasta el 30 por ciento en gas.
Rendimiento que aprovecha al máximo
Estos equipos de diseño moderno tienen uno de los funcionamientos más aprovechables. Se debe a que el aprovechamiento del calor del vapor, que normalmente se desperdicia, ofrecen una mayor eficiencia. En comparación con otras calderas de sistemas simples, las de condensación consiguen una eficiencia de hasta el 93,5 por ciento, mientras que las otras solo llegan hasta el 80 por ciento.
Una caldera de condensación emite menos gases
El CO₂ y el NOx son dos gases contaminantes que se suelen producir con un sistema de calefacción tradicional. Sin embargo, las calderas de condensación emplean menos combustible, por lo que la emisión se reduce en gran medida. Gracias a ello, éstas también están adaptadas perfectamente a la normativa europea EPP.
En la actualidad, existen muchas normativas que han hecho que en el mercado prácticamente nada más existan las calderas de condensación. Es debido a que son las que se acercan más a los requisitos de rendimiento. Además, estas también van de acuerdo a la normativa que todas las calderas tengan un rendimiento de hasta 70 kW, una cifra difícilmente alcanzable con un sistema tradicional.
Cómo funcionan una caldera de condensación
Como ya mencionamos, el principal aspecto del sistema es el proceso de condensación que se produce dentro de la caldera. Se trata de un proceso en el que las sustancias pasan de su forma gaseosa a líquidas. Principalmente por efectos de la presión y la temperatura. Toda transformación de gas a líquido en determinada temperatura, genera cierta cantidad de energía. A ella se le denomina calor latente.
Gracias a la condensación, los gases de combustión se condensan y permiten aprovechar la energía latente en el vapor de agua. Esta luego se convierte en calor sensible y se usa en la calefacción de cualquier estructura que la necesite. Mientras mayor cantidad de agua se logre condensar dentro de las calderas de condensación, mayor será la eficiencia energética que se consiga.