Calderas contaminantes: solo el 15% en Europa usa energías renovables

La contaminación provocada por fuentes de emisión domésticas, sobre todo por calderas contaminantes, es una de las principales fuentes de polución de las ciudades, y uno de los factores olvidados por Europa en la lucha contra el cambio climático.

Contaminación de las calderas

Calderas contaminantes y emisiones de CO2

Según un reciente informe de la organización ECOS, que lucha por la implantación de estrategias más sostenibles, en el sector residencial, más de 75% de la energía producida para calentar los hogares europeos proviene de combustibles fósiles (gas, petróleo y carbón). Como resultado, las emisiones de CO2 provocadas por el calentamiento de los hogares representan el 12% de las emisiones totales de la UE -el mismo porcentaje que producen todos los coches en Europa-.

El mismo informe apunta que la calefacción representa aproximadamente el 80% de la energía consumida en un hogar medio: el 65% corresponde a la calefacción de la casa y el 15% al calentamiento del agua.

La Comisión Europea ha reconocido que un cambio de fuentes de energía es clave para que los edificios contribuyan a los objetivos climáticos establecidos para el 2030 y calcula que sería necesario reducir en un 40% las emisiones de los hogares. Para ello, es fundamental acabar con la instalación de calderas contaminantes y apostar por calderas ecológicamente y energéticamente eficientes. A pesar de ello, la Unión Europea no ha puesto una fecha límite al fin del uso de calderas fósiles.

Una de las principales soluciones pasa por instalar calderas energéticamente eficientes, y dejar de instalar calderas contaminantes una vez haya pasado el tiempo de vida de la caldera previa.

España: en la media europea

Según ECOS, España se sitúa justo por debajo de la media europea, siendo el gas y el petróleo las principales fuentes de energía de los hogares españoles. Por ello,  ya hay medidas en activo, como la del Ayuntamiento de Madrid, destinadas a prohibir las calderas a partir de 2022.

La Unión Europea también aporta una solución a largo plazo, y es reescalar las etiquetas de energía para que, progresivamente, se eliminen los aparatos de categoría “G” en 2023 y los de categoría “F” en 2025.

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