Desde hace ya décadas, hay un tema recurrente que cada vez preocupa más a la población: el cambio climático. Esto se traduce en temperaturas extremas, climas cada vez más hostiles a la vida, fenómenos meteorológicos recurrentes (como las sequías oinundaciones, por ejemplo)… En este periodo de tiempo también se han multiplicado el número de casas tanto con calefacción, como con aire acondicionado.
Para poder seguir disfrutando de la comodidad de nuestro hogares aclimatados sin seguir perjudicando al planeta, las instituciones de la Unión Europea emitieron una directiva (Directiva 27/2012/UE) con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. En esta legislación se establecía que, a partir de 2021, los edificios de nueva construcción y aquellos rehabilitados fueran de consumo de energía casi nulo (nZEB). En el caso de edificios públicos, ésta entró en vigor el 31 de diciembre de 2018.
Edificios de consumo nulo (nZEB): qué son
Los edificios de consumo caso nulo tienen que cumplir una serie de características. La principal es que tienen que estar diseñados a la vieja usanza, es decir, teniendo en cuenta el viento, la orientación, la humedad… Según este tipo de condiciones, los materiales, el aislamiento o el tamaño de las ventana deberían variar según donde se construyan las viviendas.
Lo que se busca con esta directiva es cambiar el concepto de cómo se construyen los edificios en la Unión Europea. Ahora se debe priorizar la adaptabilidad de estos al entorno, así como que las fuentes de energía que utilicen sean renovables.
La normativa solo afecta a la energía primaria (sistemas de calefacción, iluminación y agua corriente sanitaria). Esto quiere decir que la energía que producen, por ejemplo, los electrodomésticos que cada uno tenga en su casa, no se verán incluidos. Así, se busca mejorar la eficiencia de los nuevos edificios pero sin penalizar a los propietarios de éstos.
Edificios antiguos: ¿les afecta esta directiva?
Como se puede suponer, la mayor parte de los edificios construidos en Europa son anteriores a la aprobación de la directiva (2012), por lo que, en el artículo 4 se pedía a los estados miembros que elaboraran un plan para promover inversiones en la renovación de edificios.
En 2018, se modificó la directiva: ahora no solo basta con hacer los edificios más eficientes, sino que deben incorporar fuentes de energía renovables (paneles fotovoltaicos, aerogeneradores…)
Características de los edificios de consumo nulo
Pasamos a ver las características concretas que hay que tener en cuenta en el diseño de los edificios.
- Diseño bioclimático pasivo: aplicar los principios básicos de la arquitectura bioclimática para reducir lo más que se puede la demanda de calefacción, refrigeración e iluminación.
- Detallar mediante estudio la envolvente térmica (esto afecta a la fachada, a la cubierta y a la solera). Aunque parezca solo un añadido, un buen aislamiento puede suponer un ahorro de hasta un 60% en el consumo energético de un edificio.
- Instalar energías renovables: deberían se aquellas que mejor se adapten a la construcción.
- Sistemas domóticos: estos deberían ir orientados a optimizar el uso de energía (lamparas LED o de bajo consumo, detectores de presencia, control de instalaciones…)
Si te preguntas como puedes contribuir a reducir emisiones a nivel individual, te recomendamos comprar electrodomésticos eficientes y de bajo consumo. Por ejemplo, si buscas cambiar la caldera, puedes optar por una de Intergas, líderes tanto en eficiencia energética como en fiabilidad en el sector.